Eduardo Blasina.
Tras diez años en que las condiciones que Malthus advertía revivían como amenaza, el ingenio humano ha logrado parcial y transitoriamente resolver los desafíos planteados. Está comenzando un período de precios más bajos para las materias primas en general y eso marca el inicio de una etapa nueva para el agro uruguayo. ¿Puede sostenerse el crecimiento de la anterior década con las nuevas referencias?
Tantos años de altos precios de las materias primas lograron finalmente generar una respuesta contundente desde la oferta mundial. La ofensiva de la producción tuvo dos puntas de lanza. Por el lado de la energía el fracking, un nuevo método de extracción de petróleo y gas natural que está permitiendo a EEUU ampliar la oferta y limitar la demanda por etanol.
La sucesión de años con alto precio de los granos permitió al Mercosur, EEUU, Australia y Europa expandir la producción. La producción mundial de maíz no llegaba a 600 millones de toneladas por año en el 2000. El año pasado y este será cercana a 1.000 millones. Durante un tiempo, especialmente en 2012, factores climáticos limi- taron la expresión de esta intención fuerte de aumentar la producción. Pero finalmente en este 2014 la gran cosecha estadounidense ha llegado y en el caso del maíz lo hace por segundo año consecutivo. Luego de 10 años de escasez el mundo vuelve a tener abundancia de granos almacenados, una demanda estable por etanol y un ritmo de producción que logra satisfacer la demanda de China.
El descenso en el precio de los granos es importante porque a diferentes ritmos debe trasladarse sobre el resto de los rubros que tienen a los granos como insumos.
Es por ejemplo el caso del precio de la leche, que debe bajar en Uruguay en los próximos meses tal como lo ha hecho en Nueva Zelanda. Un precio que se mantuvo alto por la sequía de EEUU y Nueva Zelanda en el comienzo de 2013, pero que normalizado el clima ha tenido un ajuste fuerte a la baja.
La producción neozelandesa está recuperada plenamente en tanto la baja en el precio del maíz y los demás granos permite un descenso en el costo de producción en los países del hemisferio Norte.
De esa forma, el precio de los lácteos transados en los remates de Fonterra ha mantenido un marcado descenso, tal vez con un componente de “overshooting” a julio de 2014, es decir un proceso que tal vez resulta exagerado
a la baja (de superar los US$ 5.000 la leche en polvo ha caído a US$ 3.000), pero que en tanto sea acompañado por el descenso en el maíz parece convalidado.
En Uruguay el ajuste de precios todavía no se ha procesado, lo que da por un lado una buena situación en relación a otras lecherías del mundo, pero por otra parte genera un nivel importante de incertidumbre. ¿Pueden las peculiaridades de los mercados de exportación de Uruguay sostener por mucho tiempo más un comportamiento tan diferente al que logran los países de Oceanía? La expectativa razonable es que en algún momento, posiblemente en 2015, la trayectoria de precios de la leche se vaya alineando a la lógica global.
Al mismo tiempo que los productores deben asumir una actitud más “defensiva”, la producción detuvo el crecimiento que traía desde 2013. El exceso de lluvias sobre las pasturas, la menor expectativa a futuro pueden ser factores que expliquen un freno que se va insinuando en la producción, tras un período prolongado de crecimiento.
La nueva caída en los precios en los remates de julio en Global DairyTrade (GDT) -plataforma internacional de subastas de productos lácteos- probó que los valores no habían llegado a un piso, como se pensaba tras el repunte de la última venta de junio. El precio promedio de la leche en polvo está apenas por encima de los US$ 3.000 aun- que planteando un rebote sobre fines de año al entorno de US$ 3.500. Eso puede generar la posibilidad de que el momento piso de los precios sea esta primavera. Pero ciertamente, como en los granos, los valores muy altos de 2013 demorarán en volver.
La demanda del mercado venezolano ha sido un factor clave para sostener precios mayores a los de otros paí- ses, particularmente en el sector quesos. Es muy difícil pronosticar el futuro político, económico y de demanda de Venezuela.
De modo que los granos de secano –soja, maíz y trigo- y lácteos son los rubros que sienten fuerte un ajuste que además de las causas centrales tiene otras derivadas del diferente marco monetario, de una lógica expansiva y de dólar barato en el mundo a una más restrictiva y de tasas con miras a ir subiendo.
Los precios agrícolas parecen haberse movido a un nuevo equilibrio, 20% más bajo que en 2013 aproximadamente. De unos US$ 500 a US$ 400 por tonelada. Es cierto que ante otros ajustes la soja ha repuntado. Pero es difícil que vuelva a suceder. Si EEUU logra una producción de 103 millones de toneladas, 12 millones más que el año anterior quedará muy bien abastecida, de menos de tres millones de tneladas a más de 11 millones. Eso dará una mayor reserva que en años anteriores. Y el Mercosur mantendrá una pro- ducción importante que se sumará a las grandes cantidades que tienen almacenadas Argentina y Brasil. No hay muchas alternativas a la soja. El ajuste de costos se expresará en un ajuste del precio de la tierra para arrendar. Pero este ajuste no sucederá en el corto plazo ni creemos vaya a afectar al precio de la tierra como bien inmobiliario.
La ganadería vuelve a emerger como un rubro que en el largo plazo y al margen de los vaivenes que todo mercado tiene, recupera la mejor perspectiva de los sectores del agro uruguayo cuando se combina rentabilidad esperable con riesgo.
En particular el negocio de la invernada ha logrado estabilizar un precio interesante para el novillo, cuenta con una abundante provisión de terneros por varios años. Depende claro está de un nivel de competencia que en la industria ha sido dudoso.
El riesgo es el menor de todos, la rentabilidad puede ser un poco mejor o un poco peor. Pero es alcanzable un margen. A esta altura puede decirse que empieza la segunda mitad de un inverno benigno. Que es muy altamente probable que haya agua para el rebrote de la primavera.
El stock vacuno récord podrá sostenerse y el sector contará con grano más barato. Junto al arroz es de los productos en los que Uruguay logra una diferenciación a nivel mundial. Pero al ser la carne un alimento más lujoso que el arroz y no incurrir en los fuertes costos energéticos que tiene el cereal bajo riego, la carne vacuna queda revalorizada como rubro.
Es posible que a la larga el bajo precio del maíz determine un aumento fuerte en la producción de EEUU. Pero para eso falta mucho tiempo. El stock vacuno de EEUU está en los niveles más bajos desde 1973 tras volver a bajar 3% este año.
Un panorama similar de firmeza mantiene la carne ovina. Los ovinos son probablemente el rubro más subvalorado y con mayor potencial del agro uruguayo. La oferta es muy escasa y la demanda parece difícil que se frene.
Pero también en la carne hay por delante desafíos fuertes. Brasil y Paraguay están conquistando y recuperando mercados. La competencia se volverá más intensa.
Para los cultivos de verano y la ganadería hay un gran amortiguador de la baja de precios: será un verano lluvioso y eso permitirá que productivamente pueda esperarse un buen resultado que compense con kilos producidos los menores precios. China seguirá comparando. No hay en las materias primas un problema de demanda, sino de aumento de la oferta de países competidores. Más com- plejo luce el panorama de trigo y cebada, que ya están sembrados y que tienen un bajo precio previsto y el riesgo de que las excesivas lluvias reduzcan las cosechas.
No nos hará mal competir más. El ajuste dejará más ex- puestas las debilidades en el sistema de transporte. Con un uso casi nulo de las vías férreas. Con una utilización incipiente de la navegabilidad fluvial, el transporte carretero cada vez más influenciado por el deterioro de las rutas y caminos, la agricultura lejana de puertos será desafiante. La mayor relevancia del puerto de Montevideo y las nuevas terminales tanto en la capital como en Nueva Palmira faci- litarán la operativa de carga a las bodegas de los barcos. Pero hay que seguir en una batalla permanente por reducir costos de exportación para ayudar a sobrellevar al conjunto la nueva situación de precios.
Luego de un período en el que la ganadería no pudo competir con la agriultura y la lechería viene una etapa mucho más equilibrada en la que aunque la soja podrá mantener mejores márgenes que la ganadería, si se toma en consideración el riesgo de cada actividad y la necesidad de complementar a la oleaginosa con otras actividades, el atractivo de las opciones se empareja.
Otra salida a la nueva realidad de precios agrícolas – y su lado de oportunidad- refiere a la búsqueda de una mayor diferenciación en los granos producidos. En particular para el trigo es un factor fundamental si se quiere mejorar la inserción en el mercado brasileño y competir exitosamente con los trigos de EEUU, Canadá o incluso Argentina. Segregar la producción de acuerdo a distintos parámetros de calidad puede ser un objetivo transformador que entre en vigencia en la próxima cosecha triguera.
Estos esfuerzos no siempre son suficientes. El arroz logra una gran diferenciación pero se mantiene muy restringido en sus márgenes. Pero que sería del rubro si no hubiese conquistado dicha diferenciación. Las rotaciones agrícolas de secano pueden contar con cultivos de invierno diferenciados y cultivos de verano de buen rendimiento. Ese será el requisito de 2014/15.
Si los precios del novillo se estabilizan, con una primavera y verano lluviosos, la ganadería seguirá creciendo. La carne ovina mantendrá niveles de precios que seguirán estimulando a la producción. Y la lechería tendrá un ajuste pero que por políticas industriales locales y mercados externos diferentes a los de Nueva Zeanda serán lo suficientemente gradual como para que pueda darse una adaptación de las empresas que contarán con un precio más bajo en maíz y sorgo el año próximo.
La parte más difícil, si se confirma una primavera lluviosa, la llevarán los cultivos de invierno que habitualmente sufren ante el exceso de agua. Ese será el anticipo de un período nuevo y más desafiante. Por la positiva, si los empresarios logran los ajustes necesarios para mantener a sus empresas innovando y saneadas, consolidarán un posicionamiento muy bueno que se ha construido en estos diez años. Será todo un desafío para el próximo gobierno, sea cual sea, sostener el crecimiento con precios más moderados en las materias primas.
De todos modos las ideas malthusianas no deben ser descartadas. El clima seguirá cambiando, el agua potable y para riego seguirá escaseando y para los países que dis- ponemos de ese recurso el negocio de alimentar a 7.100 millones de personas y 45 millones más cada año seguirá siendo de gran importancia estratégica. Podemos ver a buena parte de Medio Oriente y el norte de África cayendo en el abismo malthusiano en tanto China difícilmente logrará otra cosa que profundizar su necesidad de importación. El vaivén entre la demanda y los logros tecnológicos que las resuelven seguirá.